Pakistán: Asesinato de una adolescente por usar TikTok revela la violencia sistémica de género
En un trágico suceso que ha conmocionado a la opinión pública, un padre en Pakistán asesinó a su hija de 16 años tras una discusión en torno al uso de la red social TikTok. La adolescente, que residía con su familia en la ciudad de Rawalpindi, fue ultimada a tiros luego de negarse a eliminar su cuenta en esta plataforma de videos cortos, según informaron las autoridades locales.
El portavoz de la policía confirmó a la agencia AFP que el asesinato se produjo después de que el padre insistiera en que la joven cerrara su cuenta. Al resistirse a esta orden, el hombre le disparó, cometiendo lo que en Pakistán se conoce como un "crimen de honor", una categoría trágicamente común en este país de mayoría musulmana, donde los códigos sociales y familiares rígidos a menudo colocan a las mujeres en una posición de extrema vulnerabilidad.
Las primeras versiones del incidente intentaron presentar el hecho como un suicidio. Sin embargo, tras las investigaciones policiales y la recolección de testimonios en la comunidad, la verdad salió a la luz: el padre había asesinado deliberadamente a su hija, motivado por una supuesta “deshonra” causada por su presencia en TikTok.
Crímenes de honor: una tragedia persistente
Los denominados crímenes de honor son actos de violencia cometidos, generalmente por familiares cercanos, contra mujeres que supuestamente han transgredido normas tradicionales de comportamiento. Estas normas pueden incluir desde la elección de su pareja o la negativa a aceptar un matrimonio arreglado, hasta comportamientos considerados “inapropiados” en público o en redes sociales. En muchos casos, los victimarios justifican estos asesinatos como una forma de "restaurar" el honor de la familia.
A pesar de que este tipo de crímenes han sido condenados tanto a nivel nacional como internacional, siguen ocurriendo en diversas regiones de Pakistán, especialmente en zonas rurales donde las leyes tribales o costumbres conservadoras tienen mayor peso que el sistema judicial formal. La impunidad y la falta de condenas efectivas agravan el problema, enviando el mensaje de que la vida de las mujeres es prescindible cuando se trata de defender "valores culturales".
Según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP, por sus siglas en inglés), cientos de mujeres son asesinadas cada año por motivos de honor. Muchas veces estos crímenes ni siquiera se denuncian, y en casos donde se abren investigaciones, los culpables suelen ser liberados tras acuerdos extrajudiciales con otras figuras de poder dentro de la comunidad.
TikTok: una plataforma de expresión y autonomía femenina
En los últimos años, TikTok se ha convertido en una herramienta de comunicación popular entre los jóvenes pakistaníes. Gracias a su formato dinámico, la plataforma ha permitido que personas de bajos recursos, con acceso limitado a la educación formal, encuentren una forma de expresión y entretenimiento. Especialmente entre las mujeres jóvenes, TikTok ha sido una vía para desarrollar habilidades creativas, construir audiencias e incluso generar ingresos.
En un país donde menos del 25% de las mujeres participan en la economía formal, y donde la movilidad y el acceso a oportunidades están fuertemente restringidos por normas patriarcales, el acceso a redes sociales representa una ventana al mundo exterior. Sin embargo, esa misma visibilidad puede provocar la furia de familiares conservadores que consideran estas expresiones como actos de rebeldía o amenazas al honor familiar.
A pesar de su popularidad, TikTok también ha sido objeto de múltiples bloqueos por parte de las autoridades pakistaníes, que acusan a la aplicación de promover "contenidos inmorales". En varias ocasiones, la Autoridad de Telecomunicaciones de Pakistán (PTA) ha ordenado el cierre temporal de la plataforma, presionando para que se regulen los contenidos que consideran ofensivos para la cultura local.
El caso de esta adolescente asesinada demuestra cómo el uso de una simple red social puede desencadenar tragedias en contextos donde el control patriarcal sobre las mujeres aún domina todos los aspectos de la vida, desde la educación hasta la libertad de expresión digital.
Brecha de género en tecnología
El acceso a la tecnología en Pakistán también refleja profundas desigualdades de género. Según el informe Mobile Gender Gap Report 2025, solo el 30% de las mujeres en Pakistán posee un teléfono inteligente, en comparación con el 58% de los hombres, la mayor brecha registrada a nivel mundial. Esta diferencia no solo refleja barreras económicas, sino también restricciones culturales y sociales que impiden que las mujeres accedan a la tecnología y a los beneficios asociados con ella.
Los teléfonos inteligentes, en contextos como el pakistaní, no solo representan dispositivos de comunicación, sino también herramientas de autonomía, acceso a educación, redes de apoyo y visibilidad. Para muchas mujeres jóvenes, tener un teléfono móvil y estar activas en plataformas como TikTok o Instagram puede ser una forma de afirmarse como individuos, romper el aislamiento social y aspirar a una vida diferente.
Pero esta afirmación individual choca con normas sociales ancladas en un rígido sistema patriarcal, donde la autonomía femenina todavía se percibe como una amenaza.
Otro caso reciente en Baluchistán
Lamentablemente, el caso de Rawalpindi no es un hecho aislado. A principios de este mismo año, en la provincia de Baluchistán —una región donde muchas comunidades siguen regidas por leyes tribales— otro padre confesó haber instigado el asesinato de su hija de 14 años por haber publicado videos en TikTok que, según él, comprometían la imagen y el “honor” de la familia.
Este patrón de violencia muestra una tendencia alarmante donde la tecnología, lejos de empoderar a las mujeres de manera segura, puede convertirse en una trampa mortal en entornos que no aceptan la libre expresión femenina.
Urge una respuesta estructural
Organizaciones de derechos humanos y activistas feministas en Pakistán han levantado sus voces ante este nuevo feminicidio, exigiendo al gobierno medidas más severas contra los crímenes de honor y una reforma integral del sistema judicial para garantizar justicia efectiva a las víctimas. Aunque existen leyes que penalizan este tipo de asesinatos, su aplicación sigue siendo deficiente, y muchas veces los culpables son absueltos bajo figuras de perdón familiar, amparadas en la ley islámica.
Es urgente que se aborden no solo los síntomas, sino las raíces del problema: la cultura del patriarcado, el control del cuerpo femenino, la falta de educación en derechos humanos, y el sistema legal que muchas veces favorece a los agresores.
También es fundamental fomentar un entorno digital seguro para las mujeres, en el que puedan expresarse libremente sin miedo a represalias. Para ello, se requiere una educación digital con perspectiva de género, mecanismos de denuncia efectivos, y una red institucional que proteja a las usuarias frente a amenazas, tanto virtuales como físicas.