Consternación en Santiago y Monseñor Nouel por asesinato de dos jóvenes: familiares claman justicia
La violencia volvió a estremecer a la República Dominicana este viernes, tras conocerse el asesinato de dos jóvenes en hechos ocurridos por separado en las provincias de Santiago y Monseñor Nouel. Ambos casos, aparentemente no vinculados entre sí, han generado un profundo pesar en sus comunidades y han movilizado a los familiares de las víctimas, quienes exigen una respuesta contundente de las autoridades y, sobre todo, justicia.
Los parientes de los jóvenes acudieron este fin de semana al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), ubicado en el sector Ingenio Arriba del municipio Santiago Oeste, para retirar los cuerpos de sus seres queridos. Entre el llanto, la indignación y la incertidumbre, narraron a los medios lo poco que se sabe hasta ahora de los trágicos eventos que les arrebataron la vida a dos jóvenes dominicanos con toda una vida por delante.
Uno de los elementos que más ha inquietado a los familiares y a los investigadores es el hecho de que ambos jóvenes recibieron llamadas telefónicas justo antes de desaparecer, lo que plantea la posibilidad de que los homicidios hayan sido premeditados y planificados por los agresores.
El crimen en Santiago: Oliver José Almonte, un joven tranquilo asesinado a tiros
En el caso de Santiago, la víctima fue identificada como Oliver José Almonte, de tan solo 18 años de edad, quien fue asesinado a tiros por dos individuos que se desplazaban en una motocicleta. El hecho ocurrió en el sector Ensanche Yaque, Cuesta Colorada, una zona urbana que en los últimos años ha experimentado un aumento en los niveles de inseguridad.
Según los testimonios recopilados por periodistas y autoridades, Oliver recibió una llamada telefónica antes de salir de su casa. “Lo que a mí me dijeron fue que él recibió una llamada y él salió para abajo y ahí fue que lo mataron”, relató su tío Alberto Almonte, visiblemente afectado, mientras esperaba la entrega del cuerpo en el Inacif. “No se sabe por el teléfono, no lo hemos podido localizar, se lo llevaron. Pedimos que se haga justicia”, agregó con dolor.
El familiar también destacó que Oliver era un joven tranquilo, sin problemas con nadie, y que no tenía antecedentes delictivos ni vínculos con actividades sospechosas. Su trágica muerte ha dejado un vacío inmenso en su familia y ha conmocionado a los vecinos del sector, quienes lo describieron como un muchacho respetuoso, colaborador y querido por todos.
Investigación en curso: cámaras del 9-1-1 y búsqueda de los responsables
Las autoridades han iniciado una investigación formal sobre el crimen y confirmaron que están analizando grabaciones de cámaras de vigilancia del sistema 9-1-1 en las zonas aledañas, con la esperanza de identificar a los agresores y esclarecer los motivos del ataque.
Hasta el momento, no se ha determinado si el crimen estuvo motivado por un ajuste de cuentas, un robo o alguna otra causa. Sin embargo, el patrón de los hechos —una llamada previa, salida repentina, y ataque por parte de individuos en motocicleta— ha despertado preocupación entre los residentes, quienes temen que este tipo de homicidios por encargo esté aumentando.
El fiscal titular de Santiago, junto con oficiales de la Policía Nacional y técnicos del DICRIM, ha prometido dar seguimiento continuo al caso y ofrecer actualizaciones oportunas a los familiares.
Un segundo crimen en Monseñor Nouel: otro joven asesinado en circunstancias similares
Mientras Santiago aún digería la noticia del asesinato de Oliver José Almonte, la provincia de Monseñor Nouel fue sacudida por un caso similar ocurrido también el viernes. Aunque las autoridades aún no han revelado oficialmente el nombre de la segunda víctima, se ha confirmado que se trató de otro joven, también en edad productiva, quien perdió la vida en circunstancias igualmente violentas y misteriosas.
De acuerdo con los informes preliminares, este segundo joven también recibió una llamada telefónica antes de su desaparición, lo que fortalece la teoría de que los hechos pudieron haber sido planificados con antelación. Su cuerpo fue hallado horas después en un paraje solitario, con signos de violencia y sin pertenencias, lo que sugiere que los agresores pudieron haber actuado con sevicia y premeditación.
Los parientes de esta víctima también se presentaron al Inacif de Santiago Oeste, en busca de respuestas y con el corazón destrozado. Algunos denunciaron que la violencia está desbordando las capacidades de respuesta de las autoridades y que los jóvenes están siendo presa fácil de redes delictivas que actúan con total impunidad.
Impacto social y clamor comunitario: “Esto no puede seguir así”
Los crímenes han generado un fuerte rechazo en ambas comunidades, donde vecinos, líderes comunitarios y religiosos han expresado su repudio a la violencia y su solidaridad con las familias de las víctimas. En el Ensanche Yaque, por ejemplo, se realizó una vigilia improvisada frente a la casa de Oliver, donde decenas de jóvenes encendieron velas y clamaron por justicia.
“Esto no puede seguir así. Estamos perdiendo a nuestros hijos, nuestros hermanos, nuestros vecinos, y nadie responde. ¿Dónde está la seguridad?”, expresó una vecina del sector, con lágrimas en los ojos.
Organizaciones de la sociedad civil y defensores de los derechos humanos han exhortado a las autoridades a reforzar los patrullajes preventivos, mejorar la investigación criminal y atender las causas estructurales que están alimentando el crecimiento de la delincuencia en distintas regiones del país.
Un llamado a las autoridades: más allá del discurso
Aunque las autoridades han prometido esclarecer los hechos y llevar a los culpables ante la justicia, lo cierto es que muchas familias en el país han perdido la confianza en el sistema judicial y policial. La falta de resultados tangibles en casos similares y la lentitud en los procesos investigativos han alimentado una sensación generalizada de impunidad.
En este contexto, el clamor no solo es por justicia, sino también por un cambio profundo en la estrategia de seguridad ciudadana, que incluya prevención, inversión en la juventud, oportunidades laborales y un sistema judicial eficiente y transparente.
Conclusión: la vida de dos jóvenes no puede quedar en el olvido
El asesinato de Oliver José Almonte y del otro joven en Monseñor Nouel no deben ser simplemente parte de las estadísticas. Detrás de sus nombres hay historias truncadas, sueños interrumpidos, y familias destruidas por la violencia.
Es urgente que las autoridades actúen con determinación y responsabilidad para esclarecer estos crímenes y prevenir nuevos hechos similares. Cada joven que muere de forma violenta representa una herida abierta en el tejido social dominicano, una señal de alerta que no puede ser ignorada.
El pueblo exige justicia, pero también exige paz. Y mientras no se garantice el derecho fundamental a la vida y la seguridad, la nación entera seguirá en duelo.