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Grand Slam Track debe US$13 millones; US$200 mil a Marileidy Paulino
Ante la presión, los organizadores se comunicaron con los agentes de los atletas para informar que los pagos se realizarían en dos etapas.
Por Dj. Cristian Matos
Publicado en 07/04/2025 22:22
Noticias

El sueño fugaz de la Grand Slam Track: promesas rotas y deudas millonarias en el atletismo

 

«La felicidad en casa del pobre dura poco». Así reza un dicho popular que lamentablemente parece encajar a la perfección con la corta y accidentada vida de la Grand Slam Track, la ambiciosa liga que prometía revolucionar el atletismo profesional a nivel mundial y que hoy se tambalea entre deudas millonarias, cancelaciones y promesas incumplidas.

 

Lo que comenzó como una propuesta audaz y renovadora encabezada por el medallista olímpico estadounidense Michael Johnson, ha terminado, al menos por ahora, en una profunda crisis que amenaza con llevar el proyecto al colapso definitivo. Con apenas unos pocos eventos realizados y un gran número de figuras internacionales comprometidas, la Grand Slam Track se había presentado como una alternativa viable y lucrativa al tradicional circuito de la Liga Diamante, pero la falta de respaldo financiero ha dejado a muchos atletas en el limbo, con millones de dólares sin pagar y una creciente frustración en el mundo del atletismo.

 

Un comienzo prometedor

 

El lanzamiento de la Grand Slam Track generó gran expectativa. Su propuesta rompía con los esquemas clásicos: eventos más cortos, competencia directa, grandes premios económicos, y un enfoque audiovisual más dinámico y cercano al público joven. La liga organizó tres primeras paradas exitosas en Kingston (Jamaica), Miami y Filadelfia, con estadios llenos y transmisiones en línea que prometían llevar el atletismo a nuevas audiencias.

 

Entre los firmantes se encontraban estrellas mundiales como Sydney McLaughlin, Athing Mu, Christian Coleman y la dominicana Marileidy Paulino, campeona mundial y doble medallista olímpica. Paulino apostó fuerte por esta nueva liga: incluso sacrificó su participación en el debut de los 400 metros femeninos en la Liga Diamante para enfocarse en Grand Slam Track. Su decisión, en parte, se explicaba por la diferencia en la compensación económica: mientras que en la Liga Diamante se ofrecen unos 10 mil dólares por victoria, Grand Slam prometía hasta 100 mil dólares por cada parada ganada, además de bonos por récords y pagos por participación cercanos a los 10 mil dólares por competencia.

 

El colapso tras el entusiasmo

 

Sin embargo, el entusiasmo se desmoronó pronto. La que sería la cuarta y última parada de la temporada, programada en Los Ángeles, fue abruptamente cancelada por razones que, al principio, se atribuyeron a “problemas logísticos”. No pasó mucho tiempo para que se revelara el verdadero motivo: la liga estaba sin fondos suficientes para operar y, lo que es más grave, acumulaba una deuda de más de 13 millones de dólares en pagos atrasados a los atletas y sus equipos.

 

La revelación fue un golpe devastador para los competidores, especialmente para figuras como Marileidy Paulino, a quien se le adeudan 200 mil dólares correspondientes a sus victorias en las dos últimas paradas. El caso de Paulino ha sido especialmente sonado, tanto por su alto perfil competitivo como por su rol clave en promocionar esta liga emergente.

 

Respuestas insuficientes y pagos fragmentados

 

Frente a la creciente presión pública y mediática, los organizadores se comunicaron recientemente con los agentes de los atletas a través de un correo electrónico, en el cual indicaban que los pagos se realizarían en dos etapas: primero, la cuota de comparecencia de Kingston (es decir, los honorarios por presentarse al evento), que supuestamente ya ha sido depositada a los agentes que enviaron su documentación a tiempo. Luego, los premios por desempeño de Kingston serían pagados antes de finalizar julio, y los restantes pagos de premios y cuotas se entregarían a finales de septiembre.

 

«Actualmente, todos los agentes que han enviado la documentación correspondiente han recibido el pago de las cuotas de comparecencia para Kingston», decía el mensaje citado por Front Office Sports. Sin embargo, hasta la fecha, no hay confirmación oficial sobre la realización efectiva de estos pagos, y muchos atletas aún esperan compensaciones por los eventos de Miami y Filadelfia, así como el dinero prometido para la parada cancelada en Los Ángeles.

 

Según un reporte de la agencia Reuters, la mayoría de los premios monetarios, bonos por récords y pagos por participación siguen pendientes, lo que ha generado descontento y dudas sobre la transparencia y la viabilidad del proyecto.

 

Una visión que no logró sostenerse

 

La Grand Slam Track fue concebida como una solución moderna para muchos de los desafíos del atletismo profesional: la falta de visibilidad mediática, la escasa compensación económica, la rigidez del calendario tradicional y la necesidad de acercar el deporte a nuevos públicos. Pero la falta de patrocinadores fuertes, un modelo de negocio inestable y el incumplimiento de compromisos financieros han resultado ser su ruina prematura.

 

A pesar de las buenas intenciones y la voluntad de modernizar el atletismo, el caso de la Grand Slam Track deja lecciones valiosas: no basta con una idea innovadora y grandes nombres si no existe una estructura financiera sólida, una planificación estratégica realista y una gestión profesional de largo plazo.

 

Por ahora, el futuro de esta liga es incierto. Muchos atletas están reconsiderando su participación en nuevos proyectos similares, mientras buscan recuperar los fondos que les corresponden por su desempeño. Y para el atletismo mundial, este fracaso representa una oportunidad perdida, pero también una advertencia clara: el deporte necesita evolucionar, pero debe hacerlo con seriedad y responsabilidad.

 

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